Azuma III Niigata, marzo 1989 El cenicero
de cristal está casi lleno de las colillas de los cigarrillos que los dedos
de Azuma Toshitami van aplastando sobre la superficie al cabo de consumirlos:
hace varias semanas que en su cerebro excitado ha vuelto a dispararse su
adicción a la nicotina y el agente Azuma ha retomado el hábito de una manera
casi compulsiva; sus dedos aplastan los pequeños cilindros y el papel -
impregnado de su saliva – se deshace sobre un montículo de cenizas: el poso
que deja el tabaco negro que su ansiedad ha ido aspirando hacia sus pulmones.
Cuando se queda sin su provisión marca unos números en el teléfono del
escritorio de su pequeña habitación de hotel para contactar con Yasu y le encarga
bajar al estanco: “Cómprame un cartucho
de tabaco, Marlboro, black menthol …” Azuma Toshitami empezó a fumar
tabaco mentolado cuando pensó que así sus besos le sabrían mejor a Selma – el
proceso de la seducción se prolongó durante casi un mes y durante ese tiempo
el policía empezó a pensar que no debería ser para la sueca agradable aspirar
de su boca el aroma del tabaco fuerte que fumaba entonces – y aunque al
principio le resultó extraño el aroma de la menta mezclada con la nicotina y
el alquitrán poco a poco se acostumbró … Selma apenas fumaba: solo algunas
veces aspiraba el humo de algún cigarrillo pero el policía pensó que era más
por coquetería – por ciertas poses que a veces le gustaba adoptar de “femme
fatale” – que por verdadero placer … pronto pudo apreciar, no obstante, que a
ella no le importaba verse envuelta en las nebulosas de nicotina que sus
masculinos pulmones expelían – en aquella época el tabaco entre los amantes
formaba parte de su escenario erótico y un compartido cigarrillo post-orgásmico
era para ambos una especie de rito que les proporcionaba placer … la peor
parte, por supuesto, se la llevaba su salud: esa tos persistente que a veces
le venía cuando se atragantaba, el mayor esfuerzo que sus pulmones tenían que
realizar cuando practicaba sus pesas en el gimnasio … pero el agente Azuma
era un hombre todavía joven y vigoroso – un atleta en la cúspide de su
mediana edad – y a pesar de estos inconvenientes el tabaco producía en su
mente un efecto relajante que en momentos como estos no le viene nada mal … esta
noche – no obstante – aunque su boca huela a nicotina impregnada de menta,
Azuma Toshitami no besará a Selma; tampoco se mezclará su saliva con la de
ninguna otra mujer y por eso suspira casi sin darse cuenta … después de unos
días de relativo repliegue de su energía sexual tras su llegada a Niigata –
demasiada tensión, demasiada responsabilidad, demasiado “estrés” acumulado – el
agente Azuma empieza a sentir la necesidad de descargar todo eso en un cuerpo
… la masturbación le sigue pareciendo un recurso poco apropiado para su
masculina dignidad – nuestro héroe es – ya lo hemos dicho – en estos
aspectos, un hombre más bien “chapado a la antigua”, bastante tradicional:
pero casi sin ser consciente empieza a tocarse por encima del calzoncillo y
siente su polla endurecida bajo el blanco algodón … aparta su mano cuando
Yasu toca a su puerta y se levanta de la cama de esta pequeña habitación de
hotel de Niigata para abrirla … se pone antes los pantalones y se ciñe el
cinturón pero el superagente Azuma abre la puerta a su ayudante descalzo y en
camiseta: sus músculos de culturista natural presionan contra la prenda
haciendo protuberar los pectorales, mientras los contorneados hombros y parte
de los deltoides quedan al descubierto; nada más verlo, su joven subordinado lanza a
su cuerpo de atleta una mirada de indisimulada admiración … Yasuhiro – Yasu –
es un hombre casi veinte años más joven que él – podría haber sido su hijo de
haber procreado en su adolescencia – y tras la admirativa mirada inclina su
cabeza respetuosamente ante su jefe, le entrega el cartucho de tabaco “Marlboro, black menthol” que le ha encargado … Yasuhiro es alto para ser
japonés – un poco más alto incluso que Azuma Toshitami, que supera con creces
la estatura media del hombre nipón – pero es delgado y sus músculos poco
desarrollados son los de un adolescente espigado … Azuma Toshitami es – para
el joven agente – no solo un ejemplo a seguir como policía sino como atleta
también: se conocieron en Tokio hace apenas un par de semanas, cuando
Nakamura Kentaro lo asignó a su comando para su misión especial –
prácticamente secreta – en Niigata; pero en ese poco tiempo los dos hombres
han tenido la oportunidad de mostrarse un mutuo aprecio … como su inmediato
asistente el joven agente es para Azuma Toshitami algo así como su perro fiel
… lo sigue a todas partes – aunque esto forma parte de un plan que
explicaremos después – y no le importa ser también “el chico de los recados”
para él … al agente Azuma no le pasa desapercibida la mirada del muchacho y
de forma casi inconsciente se exhibe ante él con una especie de coquetería
varonil … contrae y descontrae los músculos de los hombros y los bíceps que
deja al descubierto la camiseta: los pronunciados pectorales y los vigorosos
deltoides protuberan bajo el blanco algodón de la prenda … desde que era muy
joven el agente Azuma siempre se ha sentido orgulloso de su musculatura: ser
admirado – no solo por las mujeres sino por los hombres también – siempre le
ha producido un placer que – sin que sea completamente consciente – es casi
sexual … Azuma Toshitami alza un poco los ojos hacia los del esbelto muchacho
y mientras desgarra un extremo del cartón de tabaco negro mentolado - ¡americano, qué le vamos a hacer, incluso a veces él
mismo se avergüenza! – le pregunta: -
¿Quieres un paquete? -
No, gracias, Azuma-San, no fumo … Yasu vuelve a inclinar la cabeza con una sonrisa. Azuma Toshitami extrae un paquete
del cartucho, mira al joven directamente a los ojos y le dice: -
Haces bien … no es bueno … pero yo tengo el vicio. Yasuhiro inclina de nuevo la
cabeza, su sonrisa se prolonga ahora con unas pequeñas rosas de rubor en sus
pómulos mientras responde a su jefe: -
Sí, Azuma-San, ya lo sé … -
Esta noche estuve tosiendo un buen rato, ¿me oíste? … -
Sí, Azuma-San, le oí toser … Las
habitaciones de este pequeño hotel de Niigata en el que se alojan los dos
policías en misión secreta – se han registrado con identidades falsas
suministradas por el ministerio del Interior – dan pared con pared y las
paredes son delgadas … Yasuhiro ha oído toser a su jefe y la habitación está
aún impregnada del aroma del tabaco … incluso a pesar de su admiración el
joven agente ha podido percibir estos días el nerviosismo de Azuma Toshitami,
su ansiedad … es consciente el
superagente - por otra parte - de que los últimos acontecimientos en esta
ciudad – a la que han llegado en secreto para culminar una guerra sin cuartel
contra el crimen organizado – han erosionado parcialmente su prestigio: Oyama,
Kendo, Tamura, Kawaguchi, Sanada, Saburo … muertos … apuñalados por un
artista de las armas blancas … Takahashi Koji ha eliminado en Niigata a seis
de sus hombres mientras él permanecía supervisando sus operaciones desde un
despacho de Tokio … hasta que Nakamura Kentaro le reprochó su … NO, Azuma Toshitami no quería detener
su mente demasiado en las palabras de su superior, nunca hasta entonces nadie
se había atrevido a insinuar que el policía más exitoso y admirado del Japón
pudiera tener temor … miedo a morir … en acto de servicio … ÉL, que había
desarticulado los clanes de los Yamagawa … Nishimura … Kato … Kishaba …
Nakahara … Takamoto … Watanabe … Kawasaki … Uchima … Kimura … Yoshida …
Takahashi … pero … un Takahashi consiguió escapar y ahora se
está cobrando su venganza en Niigata … Azuma Toshitami extrae – con dedos
ligeramente temblorosos – el pequeño cilindro de tabaco mentolado y entreabre
los labios … posa entre ellos el extremo y alza un poco los ojos otra vez
hacia los ojos de Yasu … son hermosos – negros, grandes, de mirada noble, un
poco ingenua – los ojos del joven agente … pero la mirada de Azuma Toshitami
se demora en sus labios … algo en su interior le dice – sin que él sea
completamente consciente – que son hermosos también esos labios … si ha
besado ya a una chica no cabe duda de que … esa chica ha sentido placer al
besar esos labios … el cuello del muchacho es alargado – eso lo hace parecer
más alto también – su nuez de Adán protuberante, la piel de una nacarada
palidez … la polla del policía va poco a poco poniéndose dura bajo la prenda
interior y su pantalón … Azuma Toshitami suspira … Yasu lo mira como
esperando alguna otra instrucción … entonces la realidad del deseo llega con
toda su contundencia a la mente del agente Azuma y con un nuevo suspiro –
suena a la frustración que le produce su autocontrol – le dice a su ayudante:
-
¿Has desayunado ya? … -
No, Azuma-San, le estaba esperando a usted. -
Bien, puedes ir bajando al comedor, procuraré no hacerte esperar mucho, y recuerda, en
público siempre debes llamarme “Oji-San”.
-
Sí, Azuma-San, ya lo sé. -
¿Llevas puesto el protector axilar? … -
Sí, Azuma-San, lo llevo puesto. -
Bien, me ducho entonces, me visto, y bajo. -
Le estaré esperando, Azuma-San. -
“Oji-San” … -
Sí … “Oji-San” … Cuando
Yasuhiro sale de la habitación, Azuma Toshitami se desnuda y entra en el
cuarto de baño, introduce su cuerpo en el cubículo de cristal de la ducha y
pone en funcionamiento el grifo del agua fría: los poros de su piel se
contraen al recibir el impacto del chorro casi helado, pero el policía sabe –
por experiencia o intuición – que tras la vasoconstricción capilar su circulación
sanguínea se activará aportando renovada energía a su cuerpo, que sus niveles
de dopamina y serotonina aumentarán en su cerebro, su ansiedad de esa manera
se reducirá y estará preparado para afrontar este nuevo día de su estancia en
Niigata antes incluso de tomar su desayuno con Yasu en el comedor del hotel …
mientras el agua casi helada se desliza por sus músculos de culturista
limpiándole la piel de impurezas el cuerpo del superagente Azuma parece de
porcelana: ignora no obstante en estos momentos que al cabo de
un tiempo no demasiado prolongado
esa “porcelana” de su cuerpo se
quebrará – sin remedio de recomposición – bajo los impactos de los puños, las piernas, los pies de un hombre cuya misma
existencia no conocerá hasta que llegue ese momento … Azuma Toshitami cierra los ojos y abre la boca esparciendo
el vaho de su respiración por el cristal del cubículo, extendiendo el jabón
líquido por su piel con una pequeña esponja, aplicando un poco de champú en
su pelo … solo un poco, pues teme que un exceso afecte al tinte canoso que
oculta el negro natural: siguiendo parcialmente las recomendaciones que
Nakamura Kentaro le dio en una de las reuniones, como parte del plan
estratégico, el superagente Azuma ha dejado crecer un poco sus cabellos y -
aunque siempre fue partidario de llevar su rostro completamente afeitado – ha
permitido que brote a su vez sobre su labio superior un mediano bigote … se
mostró reacio a la caracterización más artificial – “de actor de película de
serie-B” mediante peluca y aplique
– que le propuso Nakamura – y se ha aplicado este tinte plateado sobre su
pelo negro natural … su superior le dio el visto bueno cuando pensó que esa
parcial transformación de su rostro podía ser suficiente; “envejeciendo” un
poco su ropa también y aplicándose unos lentes de cristales ahumados con una
montura gruesa “pasada de moda” podía Azuma Toshitami – a sus treinta y seis
años de edad – hacerse pasar por un anciano de – digamos – setenta … al
menos: un poco de interpretación – no necesitaba ser nuestro héroe
precisamente Mifune Toshiro para ello – y con la colocación de un sombrero
sobre su cabeza la operación de “camouflage”
del superagente secreto podría decirse … perfecta … caracterizado así llegó
con su joven compañero a registrarse en la recepción del hotel de Niigata con
su documentación falsificada por el propio ministerio del Interior: “Estado del Japón, Katayama Kaito, nacido en Sapporo, 1919, doctor en
medicina, jubilado …” mientras
que en el de su joven ayudante se podía leer: “Estado del Japón, Katayama Akira, nacido en Sapporo, 1970, estudiante …” sin que necesitara el muchacho
ninguna modificación adicional de su aspecto que no fuera por supuesto
ocultar – en todo momento en que no le fuera preciso utilizarla – su pistola
… cuando el superagente Azuma cierra el grifo de la ducha y comienza a
secarse el cuerpo con una toalla comprueba que tiene la polla en completa
erección … aprieta la mandíbula y gruñe un poco al comprobarlo mientras se pasa
la toalla por la piel que cubre la masa muscular que protubera en su pecho,
en sus hombros, en su cintura de atleta … el pene del policía no es espectacular pero
completamente empalmado no puede decirse tampoco que sea pequeño: la perfecta
retracción del prepucio hace aparecer la cabeza – un poco puntiaguda pero precisamente
por eso muy adecuada para alcanzar los puntos más sensibles del sexo de una mujer durante la penetración – que elevándose sobre su
monte de eros apunta al ombligo … cuando
el Muy Honorable Morimoto Kenzo se
la mostró muchos años después preservada
en formol en el interior de una cápsula de cristal sobre los cojones que también había acaparado con la castración … el profesor X-San ya
conocía por los diarios secretos de
Selma Carlsson que el pene del policía
había llevado a la sueca bastantes veces a orgasmos tan intensos que ella misma los calificó como
muy cercanos al éxtasis … el
superagente Azuma era sin duda un hombre
muy apegado a las tradiciones pero eso no le imposibilitaba llevar a las mujeres a las puertas de un séptimo cielo cuando hacía con ellas el
amor … por lo tanto la
contemplación de sus órganos sexuales cercenados
por el cuchillo de Takahashi Koji y preservados
en formaldehído en el interior de un tubo de vidrio con una etiqueta
en la base de caucho que ponía “Azuma”
acompañado por una etiqueta con la fecha de la emasculación … evocó en mi querido amigo y colega el profesor X-San estos momentos a los que
ahora volvemos … Azuma
Toshitami en la ducha en esta habitación de un hotel de Niigata en el que se
aloja con nombre falso acompañado por su asistente Yasu … al que hace pasar
por su sobrino … los ojos del policía se posan en su polla en erección pero
no se la toca … apenas se permite un leve roce con la toalla … deja que el
agua gotee desde su extremo mientras se sigue secando el resto de su cuerpo …
la preservación de su energía sexual para el momento en que supuestamente un
hombre la debe emplear forma parte de esa forma de pensar tradicional del
agente Azuma … es parte en él también de un ascetismo muy japonés … sabe
disfrutar del sexo pero es “para cuando toque” … no ahora … ahora no … ahora
está “de servicio” y en una misión además muy especial … muy arriesgada …
necesita toda su testosterona en su cuerpo, no quiere desperdiciar con la
efusión de su semen una energía que en estos momentos necesita Más Que Nunca
… Azuma Toshitami sale del cuarto de baño y acuclillándose abre un cajón del
armario de la habitación y extrae su repuesto de ropa interior … mientras –
puesto ya en pie – se lo va poniendo siente sobre el pene en erección y los
cálidos cojones la confortante presión del calzoncillo blanco de limpio
algodón que aprieta con calidez su más íntima carne … el elástico ciñe la
prenda a la cintura y al culo del policía … un culo que no es copioso pero
cuyas nacaradas nalgas muestran su musculación apretando la prenda – no puede en estos momentos Azuma Toshitami ni imaginar que llegará el
momento en que su escueto culo sea
EnVergado por Un Hombre Que En El
Momento De Esa Proeza es apenas un muchacho – pero Qué Muchacho – de diecinueve años de edad … Azuma Toshitami contempla por supuesto la Posibilidad del Peligro – de Un Peligro Mortal que ya
ha segado las vidas de seis de sus
hombres … Piensa Por Supuesto En La
Muerte Violenta Que Como Policía Le Puede Llegar … Pero No En Eso … Será Por Tanto Una Sorpresa Para Él: Ese
Enculamiento … Azuma Toshitami considera que lo que está verdaderamente en peligro al llegar a Niigata es … su axila
… por ese punto ha penetrado en el cuerpo de sus agentes El Puñal Que los mató … Oyama … Kendo … Tamura … Kawaguchi … Sanada … Saburo …
no quiere el superagente Azuma que Algún Azar añada su nombre a esa lista … Piensa en la Muerte pero – es un poco paradoja – Morir No Está En
Sus Planes … ¿Pregunta Alguna Vez
La Muerte Por Nuestros Planes? … Azuma Toshitami se sienta en el borde de la cama y
extrae de un cajón de la mesilla de noche el apósito … parece un pequeño
neumático … uno de esos brazaletes inflables que usan los médicos con el
manómetro y el estetoscopio para tomar a sus pacientes la presión arterial …
una cubierta de goma recauchutada que el policía se coloca sobre la cúpula de
carne del hombro izquierdo y enrolla por debajo de su axila … su propio
protector axilar … si la punta del puñal del ejecutor de sus seis compañeros
intenta penetrar por ahí … profundizar
a través de las costillas hacia el corazón … se encontrará esa barrera de
protección vital: el superagente Azuma – “el
James Bond japonés” – es un hombre y como hombre es mortal … con dedos
levemente temblorosos se acopla y se ajusta bien la gruesa capa de goma
recauchutada cubriendo la sudorosa mata de vello axilar – a pesar de la ducha
fría y de la temperatura invernal el cuerpo del policía segrega un casi continuo
sudor como consecuencia del calor que emite el radiador de la habitación así
como por el ejercicio que practica casi todas las noches en el “Korakusan” –
más que un gimnasio un “Dojo” tradicional ubicado en la zona portuaria de la
ciudad: la intensidad del ejercicio a esas horas nocturnas provoca en el
cuerpo del policía una excitación que afecta parcialmente al ritmo de su
sueño y le hace mantenerse desvelado durante unas horas en la habitación del
hotel antes de que sus ojos se cierren para dormir … cuando se tumba en la
cama para procurarse unas pocas horas de nocturno sueño el superagente Azuma
Toshitami se desprende del protector axilar … poco a poco el cansancio lo va
venciendo pero cuando empieza levemente a roncar el policía permanece en la
cama en calzoncillos y en camiseta … ni siquiera se ha cubierto con una
sábana … por debajo de la prenda de blanco algodón asoma su sudorosa axila …
si el ejecutor de sus seis compañeros se abriese paso por algún medio hacia
el interior de su habitación del hotel podría sorprender al policía con su
axila al descubierto … con la cubierta de reforzado caucho a – inútil –
resguardo en el cajón de la mesilla de noche y el sudoroso sobaco asomando a
través de su prenda … desprotegido … pero tiene – no obstante – su
pistola bajo la almohada … preparada …
Azuma Toshitami no es de esos hombres a los que se puede sorprender con la
guardia completamente bajada: su preparación policial es de élite; sus
reflejos – a pocos años de alcanzar la cuarentena – siguen siendo los de un
joven depredador: su elasticidad como artista marcial es la de una pantera
pero es verdad que poco a poco su cuerpo se va desgastando: nada más absurdo
que pretender que un hombre de treinta y seis años cuente para su defensa – y
para su ataque – con los mismos recursos corporales o la rapidez de reflejos con
que cuenta uno de … digamos … diecinueve … a los diecinueve años Morimoto
Kenzo mató a Azuma Toshitami … eliminó al policía más famoso y prestigioso de los últimos años del reinado descafeinado de Hiro-Hito – la
Showa – y de los primeros después
de la entronización de Aki-Hito, su irrelevante
sucesor … a Sus diecinueve años
estaba entretanto ascendiendo entre
las sombras Un Nuevo Emperador … en
Sus años sucesivos iría configurando en torno a Su Clan Una Colosal
Confederación de Clanes Yakuzas Que
Pondría En Jaque El Poder del Propio Estado
Nipón … Lo Fue Haciendo Poco a Poco
… aunque era muy joven no tenía
prisas ni era especialmente impetuoso
… utilizó Su Fuerza pero también Su Inteligencia
… calculó bien Sus Tiempos … El Muy Honorable
Morimoto Kenzo fue desarrollándoSe a partir del Muchacho Magnífico Que Mató al Policía Más Prestigioso y Por Lo Tanto Admirado del
Japón … La Manera En Que Azuma
Toshitami Fue Matado Por Morimoto
Kenzo ha sido durante muchos años una especie
de secreto de Estado en el país nipón: no olvidemos que hablamos de una
nación con un pasado especialmente violento pero que – aún en nuestros días –
Se ruboriza cuando un dibujante de “manga” pinta un pene … y lo pixela … el
pene y los cojones del extinto superagente Azuma han permanecido durante
todos estos años – durante todas estas décadas – después de su muerte
violenta preservados en el interior de un tubo de vidrio casi flotando en su cápsula de formol … pocos lo han visto … pocos han contemplado esa
parte desprendida de su carne
emasculada en persona … pocos
incluso la han visto en imagen … mi querido amigo y apreciado colega el profesor X-San considera – en su tesis doctoral
“oficial” sobre la Historia de la Yakuza – que la aniquilación del superagente Azuma Toshitami fue para el casi
adolescente “Oyabun” en ciernes una especie
de autoasumido “rito de iniciación” para atraer sobre Él Todo El Poder del Crimen Organizado Japonés … en su trabajo académico “oficial” no obstante
el profesor X-San elude púdica – o
prudentemente – aportar detalles “escabrosos”
sobre La Manera en que el policía
recibió de Manos de Morimoto Kenzo la Muerte … pero en su investigación “extraoficial” – exenta de toda censura gubernamental – aparecen con
creces todos los detalles: de ellos
iremos dando más que suficiente
cuenta en esta novela – absolutamente
inspirada en hechos reales – que
para nuestros condescendientes lectores
estamos escribiendo bajo el título
“AZUMA” … anticiparemos ahora que la
punta del puñal de Takahashi Koji –
aunque con el filo le cortara sus
partes pudendas – no penetró en
ningún momento por la axila –
protegida o sin protección – del superpolicía
… el puñal del artista marcial que
asesinó a sus seis compañeros –
asesinaría más adelante a algunos más
– no perforó su corazón y lo hizo estallar como un globo de sangre … pero
es cierto que ese artista de las
armas blancas participó en su captura y que fue él quien lo emasculó … Takahashi
Koji por supuesto tenía algo “personal”
con Azuma Toshitami … la completa desarticulación
de su clan en Shizuoka por el persistente esfuerzo del superpolicía y como consecuencia la condena del “oyabun” Takahashi - su padre –
a prisión perpetua – tras serle
conmutada una previa condena a muerte
– supuso una auténtica conmoción para el por entonces joven yakuza … que
consiguió escapar al encontrarse ausente
durante las detenciones – practicadas
en una reunión clandestina del clan – por haber recibido una alerta previa de un infiltrado en la policía local … tenía por consiguiente Takahashi Koji una cuenta pendiente con el superagente que – había jurado – antes o después se tenía que cobrar: se
la cobró cortándole la polla y las
pelotas cuando todavía estaba vivo
– aunque por poco tiempo – antes de que recibiera la Muerte de Manos de Morimoto Kenzo … “Takahashi Koji – me contó
el profesor X-San – es el máximo
responsable – al menos el autor material – de la mayoría de las emasculaciones y entrega al Muy Honorable
Morimoto Kenzo los masculinos frutos que con la punta y el filo de su cuchillo recolecta como ofrenda y símbolo de su inquebrantable
lealtad” – así me lo expresó con
poética alegoría aunque con estilo
nipón – más escueto, menos
alambicado – mi querido colega y amigo el profesor … me contó también
que “El Muy Honorable me confesó que prefería que fuese Takahashi Koji el que
castrase a esos hombres porque tenía para ello unas manos muy especiales …
como artista de las armas blancas era prácticamente imposible encontrar
alguno que lo superara … en más de una ocasión se puede decir que Le Salvó La
Vida – como sucedió cuando perforó con la punta y el filo de su cuchillo la
muñeca de Jack Taylor – el mercenario americano – antes de que este
consiguiera disparar con su pistola a Morimoto Kenzo en lo que podría haber
sido un disparo de fatales consecuencias para La Vida del Muy Honorable … esa
misma pericia de experto innato la poseía cuando procedía a emascularlos …
NO, no era simplemente … cortar … zás … zás … ya está … NO … era algo más …
Mucho Más … solo los hombres que eran castrados por el cuchillo de Takahashi
Koji podrían expresar con palabras … Lo Que Sentían … Lo Que Ese Cuchillo –
mientras los emasculaba – Les Estaba Haciendo Sentir … por supuesto la
mayoría de ellos no podían en esos momentos articular un discurso coherente …
Sus Gritos … Sus Gritos Superaban Lo Que Cualquier Palabra Hubiera Podido
Expresar … Azuma Toshitami Supo Muy Bien Quién Era El Hombre Que Lo Estaba
Emasculando … Esperaba Que El Puñal Le Entrara Por La Axila … Pero La Punta
Penetró Por Otra Parte …” Azuma Toshitami se palpa bajo la camisa la parte
del sobaco para comprobar que su protector axilar está perfectamente ajustado
... ha concluido la clandestina reunión de trabajo en este almacén del
“Korakusan” y para volver a la calle no quiere el superpolicía en ningún
momento bajar su guardia … el temor a ser apuñalado en el corazón a través de
su axila izquierda se ha convertido para el superagente Azuma prácticamente en una obsesión … podría
parecernos – contemplado en retrospectiva – una casi ridícula fijación por su
parte pero no olvidemos que las seis puñaladas que mataron a sus seis
compañeros fueron un “modus operandi” mortalmente certero por parte del
asesino … como dice la expresión inglesa “no supieron lo que los golpeó” – they didn´t know what hit them –
cuando ya estaban muertos … o ahogándose en su propia sangre a los pocos
segundos de que el golpe les reventara el corazón: una manera de eliminarlos
que en verdad ha impactado psicológicamente – por mucho que no se lo
confiesen – no solo en Azuma sino en todos los demás también … Kendo … Tamura … Kawaguchi … Sanada …
Saburo … poco antes tan llenos de vida – conversando e incluso intercambiando
bromas con sus compañeros – y poco después … carne muerta en la “morgue” …
Oyama además … castrado … su pene y sus testículos envueltos en una
bolsa de plástico y enviados por
paquete postal a su prometida … pero este clandestino cónclave de los
policías en este almacén del “Korakusan” – es ya la segunda vez que todos
ellos se encuentran aquí – ha permitido a todos estos servidores de la Ley y
el Orden en el Japón hacer balance de las operaciones en Niigata y las conclusiones
son ciertamente esperanzadoras … queda aún – por supuesto - muchísimo trabajo
por hacer – se está combatiendo a la mayor Confederación de Clanes del Crimen
Organizado que jamás se haya dado en la Historia del Japón – pero la
estrategia sobre el terreno del superagente Azuma en coordinación con la
Comisión Nacional de Seguridad Pública – Nakamura Kentaro y sus hombres que
supervisan las operaciones desde Tokio – está dando algunos frutos importantes
… es importante también para alcanzar el éxito absoluto en esta guerra sin
cuartel que las operaciones sigan permaneciendo en la medida de lo posible
secretas … nada de conferencias de prensa – ni en Tokio ni Aquí – nada de
exposición pública de los criminales que van siendo arrestados y
encarcelados; los hombres que participan en las operaciones en ningún momento
deben llevar uniforme ni cualquier otra insignia que los identifique como
policías … las garantías jurídicas fundamentales de la Constitución han sido
incluso parcialmente suspendidas en la prefectura de Niigata para poder
actuar con mayor efectividad: los fiscales y los jueces de esta “zona de
guerra” saben que los policías que actúan secretamente en Niigata tienen
prácticamente “carta blanca” para combatir a los criminales y que ellos deben
“hacer la vista gorda” al respecto … es casi Una Cuestión de Supervivencia
del Estado: “O Ellos … O Nosotros … O
Aplastamos Aquí la Cabeza de Esta Hidra ... O Estas Serpientes Venenosas Se
Esparcirán por Todo El Japón …” Azuma Toshitami no obstante procura no excederSe
en Sus competencias y actúa con arreglo a La Ley en la medida de lo posible:
piensa también que actuando así aplica una prudencia que no es completamente
prescindible … “en la medida de lo
posible” … “Esto – les dijo a
sus hombres en una de esas reuniones – no
debe ser El Far West: somos un nación civilizada
… tenemos que demostrarLes a esos criminales que Nosotros No Somos Como Ellos …” si bien la aplicación de “técnicas
de persuasión física” para extraer confesiones no quedaba – por supuesto – fuera
de lo que el superpolicía consideraba “civilización” … Él Mismo había
aplicado la tortura – con sus propias manos – en más de una ocasión – a lo
largo de su ya prolongada carrera como agente de La Ley: con contención – eso
sí – porque al ser un artista marcial aplicar “esa medicina” en exceso podría
ser contraproducente … pero no habían sido pocos los arrestados a lo largo de
todos sus años de ejercicio policial que vieron al agente Azuma desprenderse
de su chaqueta, corbata y camisa – fuese de uniforme o fuese de civil –
apretar su musculatura de culturista natural y chasquear los nudillos de sus
manos – apretadas en puños – antes de comenzar a actuar sobre sus cuerpos …
podríamos decir que para ascender hacia el estatus de superpolicía supo el
agente Azuma - controlando en todo
momento su sadismo – emplear esos “métodos de persuasión” sin excesivos
escrúpulos … con efectividad: lo hizo también Aquí en Niigata en alguna
ocasión – en Este Su Último Servicio – hasta poco tiempo antes de ser
capturado y Sometido al Dolor Por Un Persuasor Mucho Menos Contenido – Mucho
Menos “Civilizado” – Que Él: Digamos que Hubo un Azuma Toshitami Antes de
Pasar Por Las Manos – Y Por La Verga – de Morimoto Kenzo y Hubo Un Azuma
Toshitami Después … los prolegómenos precedentes a Ese Primer Momento son los
que estamos ahora poco a poco contando … concluida pues esta segunda –
secreta y Última Reunión en este almacén del “Korakusan” y comprobado que
tiene perfectamente ajustado bajo el sobaco el protector axilar Se levanta el
superpolicía de Su asiento y va despidiendo con unas últimas instrucciones a
Sus Discípulos … poco más de lo que ya Les ha dicho … algunas últimas
apreciaciones … algunos adicionales consejos … el copioso cónclave de los
policías se va dispersando … se van todos poco a poco despidiendo con sus
pequeñas inclinaciones de cabeza – ese rito permanente tan nipón – y van
saliendo por separado o en subgrupos muy reducidos de las dependencias del
“Dojo” … hasta el último momento les ha estado preguntando el superagente
Azuma “si llevan bien puestos sus protectores axilares” …
esa obsesión … mientras van saliendo – con discreción y por distintas puertas
– de las dependencias del gimnasio Yasuhiro – Yasu – permanece Su lado … “ya sabes – le dice – a partir de este momento vuelvo a ser Oji-San” … mientras se acopla las
gafas de cristales ahumados con montura de pasta gruesa “pasada de moda” el
superpolicía arruga su rostro en una mueca y atiplando su voz la hace salir
temblorosa como si fuera la de un anciano … agita a la vez el índice de la
mano derecha en el aire como si le estuviera reprendiéndo: “¿En-ten-di-do … jo-ven-ci-to?”; su caricatura no es convincente – no tiene
Azuma Toshitami las dotes actorales de un Mifune Toshiro – pero a pesar de
ello – o precisamente por ello -
consigue provocar la hilaridad de su joven compañero: Yasuhiro empieza a
reírse ante esta sorprendente – por lo inesperada – muestra de humor de Su Jefe
… “Sí … Oji-San … ja, ja, ja, …
ja, ja, ja … ja, ja, ja …” y sigue
riendo mientras el superagente Azuma alza un poco su brazo hacia el esbelto
cuello del muchacho y le da unas palmaditas en la nuca … “Ooohh Yasu … no sabes lo harto
que estoy de este disfraz … tú sabes que yo no tengo temor a que me vean en esta ciudad … nunca me he ocultado … pero Nakamura Kentaro
insistió en que nuestras operaciones deberían ser aquí completamente secretas
… bueno … pienso que tiene razón … por lo que estamos consiguiendo hasta el
momento creo que es mucho mejor así … pero algunas veces cuando me levanto por
la mañana y me miro al espejo … ¡me llevo un susto! … me pregunto: “¿Quién Es
Ese Viejo?! …” La risa de Yasu se
convierte entonces en risotada mientras Azuma Toshitami – riendo también – le
sigue dando palmaditas en la nuca … el superpolicía parece mucho más relajado
y contento ahora que cuando llegó Aquí: los primeros éxitos en esta Operación
Secreta Especial contra el Crimen Organizado en Niigata han ido poco a poco subiendo
la alicaída moral de las fuerzas policiales comandadas en secreto por el
superagente Azuma … Que transmite ese nuevo estado emocional a Sus hombres: los
agentes de La Ley y El Orden no solo están un poco más relajados ahora –
menos tensos – sino que también están bastante contentos … en apenas dos
meses numerosas detenciones de criminales se han ido sucediendo casi sin
cesar: la red de infiltrados de los coaligados clanes de la Confederación
Yakuza ha sido contrarrestada por el superagente Azuma en una efectiva
operación de contra-inteligencia … en esta guerra sin cuartel Su estrategia
parece haber ido funcionando bastante bien: la primera reunión clandestina de
los policías en este almacén del “Korakusan” fue muy diferente a la que ahora
acaban de mantener … más que desplegar sus estratégicos planes sobre la mesa
de operaciones Lo Que Hizo Azuma Toshitami Con Sus Compañeros Fue Una
Ceremonia Casi Sagrada: “ – Hemos Venido Aquí Para Vengar al Agente
Oyama! Kare Ni Eiko O! ( Gloria a Él
) -
Kare Ni Eiko Oooooooooo! -
Hemos Venido Aquí Para Vengar al Agente Kendo! Kare Ni Eiko O! (Gloria a Él) -
Kare Ni Eiko Oooooooooo! -
Hemos Venido Aquí Para Vengar al Agente Tamura! Kare Ni Eiko O! (Gloria a Él) -
Kare Ni Eiko Oooooooooo! -
Hemos Venido Aquí Para Vengar al Agente Kawaguchi! Kare Ni Eiko O! (Gloria a Él) -
Kare Ni Eiko Oooooooooo! -
Hemos Venido Aquí Para Vengar al Agente Sanada! Kare Ni Eiko O! (Gloria a Él) -
Kare Ni Eiko Oooooooooo! -
Hemos Venido Aquí Para Vengar al Agente Saburo! Kare Ni Eiko O! (Gloria a Él) -
Kare Ni Eiko Oooooooooo! En los ojos oscuros del superagente Azuma Toshitami brillaba la fiebre
mientras apretaba la mandíbula para al instante abrir la boca y expeler Su
Grito de Guerra … casi se olvidaba en esos momentos de la íntima vergüenza que
le producía haber tenido que camuflar su aspecto y “hacerse pasar por un viejo para poder actuar Aquí” pues ese
artificioso “envejecimiento”
parecía convertirlo en una especie de Sumo Sacerdote del Honor de las Fuerzas
Policiales del Japón: Sus pectorales de culturista natural presionaban las
costuras de su camisa mientras acompañaba a Sus Compañeros en El Grito
Colegiado Que Exclamaba Su Voluntad de Venganza … Se Sentaban Todos A
Continuación y Comenzaba la Sesión … Al principio del Segundo Encuentro Se
mantuvo El Ceremonial: la Memoria de Sus Compañeros Muertos Fue Nuevamente
Invocada … Azuma Toshitami – al recordarlo – deja entonces de reír y las paternalistas
palmadas en la nacarada nuca de Yasu se convierten casi en caricias … sonríe
y le dice: -
Los vengaremos, Yasu, los vengaremos … nos queda todavía mucho tiempo … Aquí …
pero antes o después los
detendremos a todos y pagarán todas sus
culpas ... a algunos los mataremos … tenemos licencia para ello … recuerda
que … soy “el James Bond del Japón” … Yasu asiente
inclinando la frente y ríe todavía un poco mientras los dedos de Su Jefe se
deslizan despaciosos por la nacarada piel de su nuca … el superagente Azuma
suspira … la pulpa fresca de los labios
de este muchacho … la suavidad casi
adolescente de su piel … el pene se le endurece al superpolicía sin que
él sea consciente … el joven novato parece sumiso ante la prolongación de la
caricia del veterano … poco a poco sin embargo sus dedos se van deslizando en
retroceso … la consciencia del deseo ha cobrado forma en el cerebro del
superagente Azuma … que aparta sus ojos … poco a poco … de los ojos de
Yasuhiro … -
Vamos a entrenar un poco, Yasu … eh … ¿qué te parece? … El joven agente asiente con la cabeza al instante: -
Sí, Azuma-San … -
Sshh … Oji-San … Azuma Toshitami se lleva un dedo
a los labios pero le guiña un ojo a Yasuhiro casi a continuación … el joven
agente sacude la cabeza al principio como desconcertado pero captando que Su
Jefe está todavía bromeando comienza otra vez a reír: -
Eeehh … ja, ja, ja … ja, ja, ja … “Azuma-San” … “Oji-San” … a veces me hago un lío … no sé “quién es quién” … ja, ja, ja … ja, ja, ja
… ¿cómo tengo que llamarle ahora …
jefe …? -
Ven … ven conmigo … vamos a cambiarnos … -
Sí … Azuma-San …
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